Para una familia que creció fracturada, debido a los caprichos e injurias de algunas
personas, el verse junta hoy; como lo está en estas fotos, se
siente como un acto de protesta. Se siente como una enmienda a las heridas y ofensas
del pasado.
Este momento no hubiera ocurrido sin la dedicación que mi madre le pone a aquella
tarea ingrata que es el tratar de recuperar el tiempo perdido. Todo su esfuerzo y la
simple presencia de una pequeña bebé, mi sobrina Luana.
Ella quien acaba de llegar a nuestras vidas, ha hecho este momento posible.
Luana sin poder decir una sola palabra nos ha unido más que nunca. Gracias
Luana.
Confieso que la idea de tener hijos nunca estuvo en mis planes, esta forma de
pensar se la atribuyo a todos los sacrificios y penas que mi mamá y mi papá pasaron
cuando yo era solo un niño–y de los cuales fui testigo. Por esa razón el tener hijos
no era algo que deseaba para mi o para nadie. Pero el ver como Luana, apenas una
recién nacida, nos trajo mucho más cerca de lo que yo jamás me hubiera
imaginado. Ella me ha hecho reconsiderar aquella idea. Quizas, despues de todo, los
sacrificios inmensos; que sólo las madres y los padres saben hacer, valen la pena.